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Nociones dermatológicas

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            QUERATINA Y QUERITINIZACIÓN
Desde el punto de vista funcional, se puede decir que las células de la epidermis son de dos tipos: queratinocitos, formadores de queratina y melanocitos, que forman melanina.
           
            Los queratinocitos, que son con mucho los más abundantes, pueden ser considerados como los elementos de una enorme glándula holocrina, la piel, y, por tanto, la queratina es el producto de secreción del metabolismo de las células epidérmicas.

             La queratina es una típica fibroproteina muy extendida en la naturaleza y que, además de encontrarse en la piel, aparece en el pelo, lana, uñas, plumas, etc. La estructura de la queratina demuestra la existencia de dos formas:  Alfa-queratina y Beta-quratina.

            La Beta-queratina es la forma estirada especialmente y que se encuentra normalmente en las plumas de las aves, pero no en la capa cornea de la piel.

            La Alfa-queratina es el tipo de queratina que se encuentra en la capa cornea de la piel y también en la lana que es donde se ha estudiado más profundamente. La queratina  Alfa-queratina existe en forma de microfibrillas individuales que contienen cada una haces de fotofibrillas que están, a su vez, formadas por alfa hélices de queratina rizadas como si fuesen una maroma.

             Las queratinas se dividen en duras y blandas. Las queratinas duras, como las existentes en el pelo y uñas, son muy ricas en el aminoácido sulfurado cistina; son por tanto queratinas muy ricas en azufre. Las queratinas blandas, como las que se encuentran en la capa córnea de la epidermis, sólo poseen entere el 2 y el 4 por ciento de cistina y se consideran como queratinas de bajo contenido en azufre.

            La queritinización de las células de la epidermis empieza en la capa basal, donde aparecen las tonofibrillas de un diámetro de 5 mm. rodeadas de un cemento amorfo  osmiófilo. A medida que las células ascienden al estrato espinoso  aumenta el diámetro de las tonofibrillas                                                          y la cantidad de cemento amorfo interfibrilar. A nivel del estrato granuloso aparecen gránulos de la sustancia llamada queraratohialina que se origina, al parecer, de los ribosomas celulares y que aparece en el estrato córneo cementando haces compactos de tonofibrillas.

            En la transformación de la célula granular a célula del estrato córneo, el núcleo se rompe y desaparecen las estructuras celulares, interviniendo en este proceso los lisosomas celulares.

            Como consecuencia final, la asociación de la queratohialina con filamentos de una capa córnea envueltos en una membrana celular muy engrosada, origina una estructura compleja que se considera como el origen de la estabilidad y resistencia de la capa córnea de la piel.
            Por último, parece que la presencia de lípidos es necesaria para la formación del estrato córneo. Aparte de la grasa cutánea de origen sebáceo, las células epidérmicas córneas contribuyen a la cubierta lipídica de la piel formando formando la llamada grasa “epidemógena”. En la actualidad se admite que las fibras de queratina de la capa córnea están rodeadas por una delgada capa de lípidos.

ESTRUCTURA MICROSCÓPICA DE LA DERMIS

            La dermis es una especie de almohadilla fibroelástica en donde asienta la epidermis  y sus anejos a los que nutre. Su límite profundo está mal definido a medida  que se acerca al tejido subcutáneo.

             La dermis está formada por dos capas no bien diferenciadas: Una capa superficial llamada capa papilar, y otra más profunda, la capa reticular. La capa papilar recibe este nombre porque las papilas son la parte más prominente de la misma y se extiende por debajo de la base de las papilas fusionándose más profundamente con la capa reticular, que es la más gruesa y que se llama así porque los haces de fibras que la forman se entrecruzan a modo de una red. Aunque ambas capas están formadas por tejido fibroso, en la capa papilar las fibras se distribuyen más ordenadamente, paralelas a la superficie,, por lo que aparecen como una estructura fina y organizada. Las células que se encuentran en la capa papilar son fibroblastos, macrófagos y algunos mastocitos. Las fibras de la capa reticular son las mismas que la anterior, pero su número es menor.

            Aparte  de los anejos cutáneos, en la dermis se asientan nervios así como una rica red de capilares que nutre tanto a la dermis como a la epidermis. Los nervios de la piel están constituidos tanto por los nervios afectores del sistema nervioso autónomo que inervan las glándulas, los vasos y los músculos lisos de la piel, como por los nervios que forman las terminaciones sensitivas de la piel y que hacen de ella un órgano sensitivo importante  en donde tiene lugar la “transducción” de sensaciones primarias de tacto, presión dolor y temperatura.

            Un caso especial lo plantea la sensación de picor que es un síntoma usual en la piel enferma y que se cree ligado estrechamente al dolor. El picor puede ser originado por una gran variedad de estímulos físicos, mecánicos, eléctricos, térmicos y químicos. Estos últimos se cree que han de originar la liberación en la dermis de histamina, de quininas o de un enzima proteolítico. Por tanto, el picor puede originarse de varios modos. El asociado a la urticaria se debe a la liberación de histamina, en tanto que el originado en las erupciones eczematosas puede deberse a la liberación de enzimas proteolíticos endógenos.        

Los capilares de la dermis están formados por asas capilares muy evidentes en las papilas de la piel muy sometida a fricción, como en la de los dedos de la mano. Debido a la existencia de canales anastomóticos y de esfínteres capilares, la piel puede regular su circulación y el contenido de sangre en todo su territorio. De este modo la piel juega un importante papel en la circulación sanguíneas, en el mantenimiento de la volemia y en la regulación de la temperatura corporal. Las arteriolas y vénulas que sirven a los capilares de la dermis se sitúan en el tejido subcutáneo.

            Aparte de los elementos celulares ya mencionados, la dermis está formada por un entramado de fibras rodeando una sustancia fundamental. Las fibras se dividen en fibras colágenas, reticulina y fibras elásticas. Las fibras colágenas, que constituyen el sesenta y cinco por ciento de la dermis, están formadas por la colágena que es la denominación genérica de un gran número de fibroproteínas que se encuentran en diversas áreas del cuerpo y que son formadas por los fibroblastos.

            La reticulina está integrada por fibras que no llegan a constituir el uno por ciento de la dermis.     Las fibras elásticas vienen a formar el cuatro por ciento de la dermis. Su característica fundamental es su elasticidad. Son proteínas con una alta concentración de valina.

            En cuanto a la sustancia fundamental de la piel, cuya característica fundamental es su gran capacidad de hidratación, está formada típicamente por mucopolisacáridos y heparinas.
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