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ANEJOS DE LA PIEL

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Los anejos de la piel o faneras son las glándulas sudoríparas, las glándulas apocrinas, las glándulas sebáceas , el pelo y las uñas. Estas importantes estructuras se desarrollan en la vida fetal como proyección hacia la dermis de gérmenes celulares de la capa más profunda de la epidermis. Durante el tercer mes de embarazo, estas prolongaciones de la epidermis dan origen a la matriz del pelo, las glándulas sebáceas y las glándulas apocrinas. En el cuarto mes empiezan a aparecer las prolongaciones epidérmicas que dan lugar a las glándulas sudoríparas de la región palmoplantar, seguidas, al quinto mes, por la zona axilar y, a partir de entonces, por el resto del cuerpo. Este ritmo de aparición tiene ulteriormente implicaciones fisiológicas ya que se sabe que el sudor de la región palmoplantar presenta características funcionales diferentes al del resto del organismo.

ESTRUCTURA Y FISIOLOGÍA DEL PELO

            Los pelos son estructuras filamentosas inertes formadas por células queratinizadas unidas de un modo muy compacto. Así como son esenciales para la vida de un gran número de animales, en la especie humana su valor biológico ha disminuído y tienen, más que nada, un valor cosmético.

            El pelo crece de invaginaciones tubulares de la epidermis llamadas folículos pilosos. Estos folículos, junto con las glándulas sebáceas asociadas constituyen las llamadas unidades filosebáceas.

            Los folículos pilosos pueden ser considerados como glándulas holocrinas cilíndricas cuya secreción son cilindros de células queratinizadas. La base de un folículo se engruesa para constituir el bulbo pilosos que se abre para alojar la papila de tejido conjuntivo, a través de la cuel entra el material nutritivo necesario para el crecimiento del pelo. En la parte más profunda del pelo, envolviendo la papila, existe la llamada matriz germinativa del folículo piloso que es donde se origina el pelo. La glándula sebácea se encuentra junto al folículo. El folículo piloso, que se encuentra situado formando un ángulo con la superficie de la epidermis, recibe un haz de fibras musculares que constituyen el músculo erector del pelo, que se extiende desde la superficie de la epidermis a un engrosamiento del folículo situado por debajo de la glándula sebácea. Los músculos erectores del pelo están sometidos a inervación simpática y su estímulo y contracción origina la llamada “Piel de gallina”. El folículo piloso está rodeado por una vaina radicular externa, prolongación hacia abajo de la epidermis en forma de túnel, y una vaiona radicular interna que es una envoltura tubular de células que, a partir de las células proliferantes de la matriz germinativa, se extiende hacia arriba en una parte del folículo separando la raiz del pelo de la vaina radicular externa. La vaina radicular interna está formada por queratina blanda y por gránulos de queratohialina que en esta región recibe el nombre de tricohialina.

            El crecimiento del pelo tiene lugar en la matriz, en cuya parte superior las células se diferencian para formar la vaina radicular interna y el pelo propiamente dicho. Las células que suben desde la matriz aumentan en volumen, adquieren una forma fusiforme y empiezan a formar gránulos de tricohialina y, en la zona queratógena, de queratina dura.

            A medida que progresan hacia arriba las células del folículo, tres tipos de células se diferencian y se unen firmemente para formar los tres componentes del pelo:
La cutícula
La corteza
La médula

            La cutícula es una sóla capa de células translúcidas y aplanadas que se sitúan como escamas formando un tejado con sus bordes libres dirigidos hacia la punta del pelo. Las células de la cutícula se originan en la matriz y se queratinizan en la mitad superior del folículo piloso adhiriéndose fuertemente a la corteza. La corteza, que constituye la mayor parte del pelo deriva de las células corticales de la zona queratógena. La médula situada en el centro del pelo es discontinua, o incluso, ausente en los pelos finos. Sus células no están firmemente unidas y tienen poco contenido en queratina. Las partes de médula llenas de aire dan cierto resplandor al pelo modificando la reflexión de la luz.

            Los pelos contienen pigmentos en su corteaza y médula. La melanina origina el pelo negro y marrón. Un pigmento parecido a la melanina es responsable del color rojo. La melanina se distribuye por el córtex y la médula del pelo de un modo uniforme y procede de los melanocitos situados en la papila del pelo.

            Los folículos pilosos muestran procesos alternantes de actividad y reposo. En el pelo de la cabeza los períodos activos duran hasta cuatro años siendo relativamente cortos los períodos de reposo. En el hombre el proceso de actividad del pelo es continuo y no suele apreciarse, a diferencia de algunos animales en donde el ciclo alternante es muy evidente.

            En el ciclo piloso se distinguen tres fases:
Anágeno
Catágeno
Telógeno

            Un folículo piloso en fase de rápido crecimiento es llamado anágeno. A medida que va disminuyendo el período de crecimiento, ces la multiplicación celular en la matriz y el pelo se separa gradualmente de la papila hacia el cuello del folículo. La papila entonces se atrofia. Al folículo en este estado se le llama catágeno. A continuación se produce la fase de folículo telógeno que carece de bulbo y que presenta una longitud de aproximadamente un tercio de un folículo anágeno, llegando sólo hasta la inserción del músculo erector del pelo. Por último, el folículo telógeno vuelve a ser activo, se origina un nuevo folículo en la base del viejo que crece hacia abajo, se restablece la matriz y vuelve a originarse el ciclo piloso.

            A lo largo de la vida, los folículos pilosos son modificados por influencias hormonales como las que ocurren durante la pubertad con los situados en las axilas o en la barba de los niños. Del mismo modo, en la calvicie los folículos pilosos se atrofian o se convierten en pequeños folículos que producen un pelo escasamente visible.

LAS GLÁNDULAS SEBÁCEAS

            Las glándulas sebáceas se encuentran distribuidas por toda la piel con excepción de la zona palmoplantar. Vierten generalmente sus secreciones en el canal piloso, constituyendo la unidad pilosebácea, aunque existen zonas como los labios, boca y pezones en las que las glándulas sebáceas no están asociadas con el pelo. Las regiones donde existe un mayor número de glándulas sebáceas son la nariz, el mentón, la región medio facial, la región medio torácica y el cuero cabelludo.

            Cada glándula sebácea es una estructura lobulada situada en el ángulo formado entre el tallo piloso y el músculo erector del pelo que, por otra parte, se considera que, al contraerse, se cree que ayuda a la liberación de su secreción. En la periferia de cada lóbulo glandular existe una capa de células cuboidales similares a las que forman el estrato germinativo o basal de la epidermis. Hacia la parte central del lóbulo, las células se hacen más anchas y contienen gran cantidad de lípidos. Finalmente, las células se rompen y descargan su contenido de sebo dentro del conducto sebáceo.

            La actividad glandular es baja hasta el inicio de la pubertad en donde, debido a los andrógenos testiculares en el hombre y a los suprarrenales en la mujer, se eleva la actividad enormemente. Uno de los esteroides de la corteza adrenal puede ser transformado en la piel a testosterona por la acción de deshidrogenasas específicas, por lo que las glándulas sebáceas se consideran como órganos de gran interés en el metabolismo de los esteroides.

            A veces, fragmento de folículos pilosos quedan aislados en la dermis y dan lugar a los llamados quistes sebáceos. Los comedones son masas de lípidos blandos amarillentos que bloquean los conductos excretores por una capa de resíduos más o menos oscuros.

            Una manifestación de los efectos hormonales en las glándulas sebáceas es el desarrollo del acné en la pubertad. El acné, que suele asentar en cara, cuello y tórax, es un trastorno crónico e inflamatorio de las glándulas sebáceas caracterizado por la presencia de comedones y pústulas.

GLÁNDULAS SUDORÍPARAS

            Las glándulas sudoríparas son muy numerosas en la piel del hombre y debido a diferencias de estructura y función se dividen en dos grupos:
Apocrinas
Ecrinas

            Las glándulas sudoríparas apocrinas se localizan principalmente en el conducto auditivo externo, axilas, areolas mamarias y región ano-genital. Una glándula sudorípara apocrina es una glándula tubular, con su parte inferior espiralada, que se localiza en la parte más profunda de la dermis e incluso en el tejido subcutáneo. Su conducto secretor se localiza paralelamente a un folículo piloso desembocando en el canal de este último cerca del conducto de la glándula sebácea. Muy pocas veces, el conducto de una glándula apocrina vierte directamente en la superficie de la epidermis. El conducto secretor está formado por dos capas de células cuboidales. La porción espiralada o secretora de la glándula está formada por un epitelio columnar que asienta en una gruesa membrana basal. Entre ésta y el epitelio existe una capa de células mioepiteliales en forma de huso que tienen la propiedad de contraerse favoreciendo la expulsión de la secreción glandular.

            Las glándulas apocrinas producen una secreción turbia, lechos, que es, a veces, de un color amarillento. Si se deja secar, forma una especie de capa plástica alrededor del folículo piloso al que vierte su contenido. Las glándulas apocrinas comienzan a secretar en la pubertad, a diferencia de las glándulas sudoríparas ecrinas que lo hacen desde el nacimiento.

            Se admite que las glándulas apocrinas son las responsables del olor característico del cuerpo, pero se ha demostrado que este olor es debido a cambios secundarios de las secreciones producidos por bacterias. Su secreción es evocada por estímulos adrenérgicos como el miedo y el dolor o la inyección local de adrenalina. Por el contrario, el calor, la acetilcolina y la pilocarpina, que producen una intensa sudoración en las glándulas sudoríparas ecrinas, no tienen ningún efecto sobre las glándulas apocrinas.

            Las glándulas sudoríparas ecrinas se encuentran distribuidas por toda la superficie corporal calculándose su número total entre dos y cinco millones. Son más numerosas en el área palmoplantar, la cabeza, tronco y extremidades. Existen diferencias raciales en cuanto a la distribución de glándulas sudoríparas ecrinas, y así los japoneses, tienen una mayor concentración de glándulas ecrina en las extremidades que en el tronco.

            Una glándula sudorípara ecrina es una glándula tubulosa simple que se extiende desde la epidermis hasta la parte superior de la dermis. Es retorcida en forma de espiral en la epidermis, recta en la parte superior de la dermis y espiralada en la parte profunda de la dermis. Esta parte espiralada, profunda es la parte secretora y está formada por una sola capa de células de dos tipos: Un tipo de células grandes, claras, con núcleo situado en la base de la célula con un citoplasma acidófilo rico en glucógeno y un segundo tipo de células pequeñas, oscuras, con citoplasma lleno de gránulos basófilos que contienen mucopolisacáridos y abundante RNA. A lo largo de la base de estas células secretoras existen células mioepiteliales cuya contracción produce la expulsión del sudor. El conducto secretor de las glándulas sudoríparas ecrinas está formado por una doble capa de células cuboidales que se abren en la epidermis después de realizar un trayecto sinuoso y algo espiralado.

            Las glándulas sudoríparas ecrinas están ricamente irrigadas por vasos sanguíneos que forman una red alrededor de la parte secretora.

EL SUDOR Y LA SUDORACIÓN

            El sudor es un líquido acuoso claro que es siempre hipotónico con relación al plasma sanguíneo. Contiene aproximadamente el 0,5 % de sólidos de los cuales el más importante es el cloruro sódico, existiendo también potasio, calcio, magnesio, glucosa, ácido láctico y urea. Su composición es muy variable y su pH oscila de 4,2 a 7,5. En la parte secretora de las glándulas sudoríparas ecrinas se produce un líquido precursor que es modificado en el conducto de la glándula hasta producir el sudor. Este líquido precursor es muy parecido al líquido extracelular, salvo que el lactato ocupa el lugar del bicarbonato.

            Las glándulas sudoríparas ecrinas están inervadas por fibras colinérgicas. Su secreción es estimulada por dos causas fundamentales: Calor y emociones. La estimulación térmica del sudor es producida por un incremento en la temperatura sanguínea.

            También los reflejos locales de la piel, mediados por los termorreceptores, pueden tener su papel en el origen de los reflejos que estimulan la secreción sudoral.

            En la sudoración de origen emocional, el sudor aparece primero en las plantas de los pies y de las manos de modo repentino.

            Durante el reposo hay una pérdida constante de agua a través de la piel denominada “perspiratio insensibilis”. Se considera que no es debida a la sudoración sino a difusión, pasando el agua a través de la piel.
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