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Algunas enfermedades de la piel

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Algunas de las enfermedades de la piel más comúnmente observadas en O.F. son:
ACNÉ
Es una enfermedad cutánea frecuente causada por obstrucción de los poros de la piel, con la consecuente formación de granos y de abscesos inflamados e infectados (acumulaciones de pus). Cuando la persona presenta comedones, granos y pústulas sin abscesos, la enfermedad recibe el nombre de acné superficial; si los granos inflamados se proyectan hacia el interior de la capa de piel subyacente y aparecen quistes llenos de pus que pueden romperse y transformarse en grandes abscesos, la enfermedad recibe el nombre de acné profundo.
PSORIASIS
Enfermedad crónica y recurrente, habitualmente se presenta como placas eritemato-descamativas que afectan a codos, rodillas, cuero cabelludo, región lumbo-sacra, palmas y plantas, de bordes bastante definidos y con una descamación blanquecina gruesa superficial. También encontramos de forma frecuente psoriasis en gotas, invertida y ungueal, o casos de eritrodermia o pustulosos, tanto localizados como generalizados. La descamación se produce por un crecimiento y una producción anormalmente elevada de las células cutáneas. Se desconoce la causa de este elevado crecimiento celular, pero se cree que los mecanismos inmunes tienen un papel importante.
HERPES SIMPLE
El virus del herpes simple (VHS) es un virus DNA con dos subtipos muy similares, el I y el II. Ambos pueden causar primoinfección o cuadros secundarios recurrentes, debido a la facilidad del virus para acantonarse en estado latente en los ganglios nerviosos regionales, y activarse de nuevo frente a diversos estímulos, como la luz ultravioleta, el estrés, la menstruación, u otras situaciones que conllevan un estado de inmunodepresión transitorio o permanente. El virus se transmite de persona a persona por contacto directo
o mediante fomites.
El VHS tipo I afecta a cualquier área del cuerpo, excepto la zona anogenital. La primoinfección por el VHS-I es más frecuente en niños de dos a cinco años de edad, y se caracteriza por una gingivoestomatítis con elementos vesiculosos o ulcerosos, acompañada de afectación del estado general, fiebre y adenopatías. El herpes simple recurrente tipo I afecta con mayor frecuencia el área perioral (herpes labial), y es muy
frecuente en la población general. El herpes genital (VHS tipo II) representa la enfermedad de transmisión sexual más frecuente en el primer mundo. Se manifiesta en forma de lesiones vesiculosas y ulcerosas de borde eritomatoso, muy dolorosas, en el área anogenital. La primoinfección se distingue de las recurrencias por la mayor intensidad de las lesiones, y por la posibilidad de sintomatología acompañante, en forma de disuria, fiebre, malestar general o adenopatías locales. Cuando la infección es recurrente, el número habitual de episodios es de unos cuatro al año en la mayoría de los pacientes, con una duración de cada episodio de unos tres o cuatro días. El número y la duración de dichos episodios es mayor si existe algún estado de inmunodepresión concomitante, como la infección por VIH.
VARICELA Y HERPES ZÓSTER
El virus varicela zóster pertenece a la familia de los herpes virus, y mantiene numerosas características comunes con el VHS. La varicela constituye la primoinfección por el VZV, y afecta con mayor frecuencia a niños o adolescentes, mientras que el herpes zóster se considera una recurrencia producida por el mismo agente infeccioso, y suele diagnosticarse en la edad adulta.
La varicela comienza como una fase prodrómica leve que puede incluir fiebre, seguida de un eritema transitorio y la aparición de las lesiones típicas: máculas eritomatosas, pápulas, vesículas, pústulas, y costras que pueden evolucionar a cicatrices varioliformes si se produce sobreinfección bacteriana de las mismas. Característicamente, las lesiones coexisten en todos los estadios evolutivos. La erupción es centrípeta, afectando con mayor intensidad al tronco y la extremidad cefálica, y muy pruriginosa. En sujetos sanos las complicaciones de la varicela son excepcionales, y la curación ocurre de forma espontánea, dejando de ser contagiosa cuando todas las lesiones están en fase de costra. El herpes zóster es una recurrencia local producida por el mismo virus en un dermatoma correspondiente al ganglio nervioso en el que el microorganismo pudo permanecer en estado latente años después de una varicela. La clínica es muy característica. Tras horas o días de dolor o parestesias en la zona, aparece una placa eritomatosa unilateral
correspondiente a un territorio venoso, que progresivamente se va cubriendo de vesículas y pústulas agrupadas en racimos. Al curar van dejando costras que desaparecen dejando una pigmentación residual o cicatrices poco evidentes. El dolor es muy intenso días antes y después de la erupción, y puede persistir incluso meses, especialmente en personas mayores (neuralgia postzóster).
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