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Funciones del sistema venoso

Podemos definir diferentes funciones del sistema venoso:
- Vehiculizar el retorno sanguíneo desde los capilares hacia el corazón (sentido cardiópeto). La principal función del sistema venoso es la del drenaje de CO2 y otros catabolitos celulares hacia sus sistemas de depuración, ya sea en pulmón, en riñón o en hígado, adaptándose a las necesidades de drenaje de los tejidos.
- Realizar funciones de termorregulación. Existe una vasoconstricción del sistema capilar en situaciones de frío que pretende el mantenimiento del calor corporal. En caso de calor, el sistema se dilata y se facilita la pérdida de temperatura.
- Actuar como reservorio hemodinámico. La elevada complianza del sistema venoso permite actuar como receptáculo sanguíneo y almacenar o distribuir sangre hacia el torrente circulatorio en caso de necesidad.
Una vez conocidas las funciones del sistema venoso, veamos los
diferentes elementos que lo hacen funcionar y que han de actuar básicamente con la persona en bipedestación ya que tendrá que luchar, entre otras, con la fuerza de la gravedad.
 - La bomba cardiaca (“vis a tergo”). La presión de salida de la sangre desde el corazón izquierdo hacia las arterias y los tejidos pierde fuerza tras el paso por los capilares y deja una presión residual en el sistema venoso. Esta sangre, además, es aspirada por el corazón derecho que presenta una presión negativa en diástole auricular. Existe un gradiente de presión de unos 5-10 mmHg entre el lecho capilar y la aurícula derecha, insuficiente cuando la persona está en bipedestación.
- La bomba tóraco-abdominal (“vis a fronte”). El movimiento del diafragma en cada respiración provoca cambios de presión en tórax y abdomen que influyen en la circulación venosa. En decúbito supino, mientras se inspira se produce una succión de sangre hacia el tórax debido a la presión negativa del mismo; mientras se espira en decúbito se paraliza o disminuye la llegada de sangre venosa al tórax. En decúbito prono o bipedestación el efecto de la respiración es inverso debido a la influencia de la presión que el diafragma ejerce sobre la presión en el abdomen.
- Bomba válvulo-muscular. Esta entidad está formada por la interacción que crean los músculos de la pierna y las venas adyacentes, así como el funcionamiento de las válvulas venosas en cada contracción muscular. Así pues, durante la contracción de la musculatura de la pantorrilla (de ahora en adelante “sístole muscular”) se produce un vaciamiento de la sangre de las venas englobadas por dichos músculos. Esta sangre presenta una unidireccionalidad provocada por el cierre de las válvulas venosas inferiores al músculo contraído. En la relajación de la musculatura (“diástole muscular”) las válvulas de las venas descomprimidas se cierran y se fracciona la columna venosa, no dejando que la sangre exprimida en sístole vuelva atrás.Asimismo, las venas descomprimidas generan una presión negativa en su interior que aspirará la sangre de los segmentos inferiores. Esta bomba válvulo-muscular se activa sólo durante la deambulación y provoca el llamado “fraccionamiento dinámico de la columna de presión hidrostática”.
- Bomba plantar de Lejars. Se activa sólo durante la deambulación y lo forman la interacción de la musculatura y la aponeurosis de la planta del pie con el sistema venoso con el que se relacionan.
- Venomotilidad. Se trata de las variaciones que sufre del tono de la pared venosa por la regulación vasomotora, mucho más discreta que las de arterias pero que ejerce cierta influencia sobre el volumen de sangre que movilizan las venas.
Podemos deducir la importancia de la deambulación en la activación del sistema venoso. Si el ser humano estuviera la mayor parte del tiempo en decúbito supino el retorno venoso podría estar activado perfectamente sólo con la bomba cardíaca y tóraco-abdominal.

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