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Estudio FotoFacial

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Patrick Bitter, Jr. M.D.

Campbell, CA

Objetivo: El objetivo de este estudio fue determinar la eficacia y la seguridad de una serie de tratamientos panfaciales aplicados con luz pulsada intensa en el eritema facial y flushing facial, en la rosácea y en el fotoenvejecimiento de la piel.
Métodos: Veintidós pacientes con eritema y flushing facial, rosácea y/o fotoenvejecimiento, fueron tratados mediante una serie de tratamientos panfaciales con IPL. En el estudio participaron 18 mujeres y 4 varones. Las edades oscilaron entre los 33 y los 64 años.  Todos los pacientes presentaban síntomas de eritema facial antes del tratamiento, de una evolución de más de dos años, con un rango entre los 3 y 20 años, con una duración media de ocho años. En el estudio se incluyó a aquellos pacientes que habían recibido como mínimo cuatro tratamientos panfaciales.
A cada uno de los pacientes se le administró una serie de entre cuatro a seis tratamientos panfaciales IPL de toda la cara  utilizando una fuente de luz visible no-coherente, filtrada, de banda amplia (PhotoDerm VL/PL, MultiLightÔ, o VascuLightÔ, ESC Medical, Inc. Needham, Massachusetts). La media de tratamientos fue de 4,6. Los diagnósticos previos al tratamiento fueron rosácea (13 de 22), eritema facial (18 de 22), flushing (11 de 22), y daño fotosolar (7 de 22). Las terapias previas consistieron en la toma de antibióticos por vía oral (2 de 22) y la administración de antibióticos de uso tópico (7 de 22).  Las terapias  tópicas y sistémicas  anteriores se siguieron administrando concomitantemente con los tratamientos FotoFacialÔ, si ello se consideraba necesario, hasta que la mejoría de los síntomas permitía su suspensión. No se prescribió ningún otro tipo de régimen terapéutico específico para el cuidado de la piel, a excepción de una limpieza cuidadosa de la piel y el evitar la utilización de agua caliente y la exposición solar (protección solar).
Todos los tratamientos se realizaron con el PhotoDerm VL/PLÔ o con el VascuLightÔ, intercambiablemente. Los parámetros de tratamiento seleccionados fueron monopulsos, pulsos dobles o pulsos triples, con duraciones de pulso de 2,4 a 3,0 milisegundos.  La pausa entre los pulsos fue de 10 a 30 milisegundos y las fluencias de 22,0 Julios/cm2 a 46,0 Julios/cm2. Los filtros de corte seleccionados fueron de 515nm o de 550nm.  En todos los parámetros de tratamiento se consiguió una mejoría visible de los síntomas; sin embargo, las configuraciones de “single face” y pulsos triples, a altas fluencias produjeron una mayor incidencia de efectos adversos transitorios.  La duración media del tratamiento fue de 18 minutos.

Mediante la cumplimentación de un formulario de paciente se obtuvieron las puntuaciones de síntomas antes y después del tratamiento (puntuaciones pre y postoperatorias). Los pacientes puntuaron la severidad de cada síntoma en una escala de 0 a 9. Una puntuación de cero indicaba la ausencia de un síntoma y una puntuación de nueve indicaba la peor manifestación posible de dicho síntoma. Las puntuaciones del 1 al 3 indicaban el aumento del grado de la severidad de los síntomas leves, las puntuaciones del 4 al 6 indicaban el aumento del grado de la severidad de los síntomas moderados, y las puntuaciones del 6 al 9, el aumento del grado de la severidad de los síntomas severos.  Los síntomas se puntuaron de acuerdo con el grado de presencia visible de un síntoma, no sólo en cuanto a las molestias que ocasionaba dicho síntoma, sino también en cómo de embarazoso su estado le resultaba al paciente. A los pacientes se les pidió que determinaran la severidad de cada uno de los síntomas que presentaban: eritema facial, flushing facial, presencia de telangiectasias, tamaño relativo del poro, presencia de lesiones inflamatorias, de ser aplicable; presencia de arrugas finas, así como el grado de textura y grosor de la piel.  A los pacientes también se les preguntó si podían suspender o reducir cualquier tratamiento prescrito con receta médica para la rosácea que hubieran estado tomando al inicio de los tratamientos.
Adicionalmente, a los pacientes también se les preguntó sobre cualquier posible efecto secundario resultante de los tratamientos, como por ejemplo inflamación, aparición de morados, ampollas o enrojecimiento, que les hubiera podido impedir reanudar de inmediato y con total normalidad todas sus actividades habituales.
A los pacientes se les facilitó instrucciones sobre qué cuidados de la piel debían seguir tras el tratamiento FotoFacial, en las que se especificaba que debían evitar utilizar agua caliente durante 12 horas y que podían empezar a utilizar inmediatamente cremas hidratantes, protectores solares y maquillaje, si así lo deseaban. Se recomendó la utilización de protección solar tanto antes como después de cada tratamiento. Los tratamientos previos tópicos o sistémicos se continuaron administrando durante los tratamientos, si ello se juzgó necesario. Todos los fármacos con efectos de fotosensibilización fueron suspendidos, como mínimo, tres días antes de cada uno de los tratamientos. A los pacientes se les permitió continuar realizando cualquiera de las actividades, o tomando  cualquiera de las comidas o bebidas que habían identificado anteriormente como las causantes de los episodios de flushing.
La duración de cada tratamiento osciló entre 15 y 20 minutos.  Los tratamientos fueron espaciados a intervalos de tres semanas.
Conclusión
Este es el primer estudio de evaluación clínica que cuantifica la respuesta clínica tras una serie de tratamientos panfaciales con luz pulsada intensa en pacientes afectos de rosácea, flushing, eritema facial y/o daño fotosolar.
Las tasas de respuesta clínica fueron uniformemente excelentes. El 100% de los pacientes mostraron una mejoría global, con el 90% de los pacientes mostrando una mejoría notable o muy notable.
En todos los síntomas evaluados se observó un efecto beneficioso, constatándose la mejoría más notable en el eritema facial con una excelente mejoría del 86%, flushing facial con una mejoría notable del 89%, telangiectasias con una mejoría notable del 85%, pigmentación irregular con una mejoría notable del 84%, y en arrugas finas con una mejoría notable del 84%.
En cuanto a la textura de la piel se observó asimismo una mejoría notable del 68%, y en el grosor una mejoría notable del 74%, con una reducción notable del tamaño del poro del 49%. En pacientes con rosácea inflamatoria concomitante, el 92% mostró mejoría y el 42% mostró una mejoría extraordinaria.  En las lesiones inflamatorias de la rosácea, 8 de los 9  pacientes que estaban recibiendo terapia sistémica o típica concomitantemente, pudieron reducir o suspender dichos tratamientos al finalizar los tratamientos FotoFacialÔ.
Por último, los tratamientos fueron muy bien tolerados por los pacientes. Aunque la mayoría de ellos informó de un cierto grado de molestias o dolor con el procedimiento, la corta duración de éste y las mínimas o inexistentes molestias del postoperatorio, lograron que todo el tratamiento resultara muy fácil de llevar para los pacientes.
Los efectos adversos observados habitualmente fueron el oscurecimiento de los “fracases” y de los léntigos (68%), que se resolvieron en una semana; inflamación transitoria (50%), que se resolvió a las 24 horas; y la formación de costras muy leves, que se resolvieron en 2 o 4 días.
El tiempo o periodo de “convalecencia” o “downtime”, definido como la interrupción transitoria de cualquier actividad habitual a consecuencia de los efectos adversos del tratamiento solamente se produjo en 2 de los 103 tratamientos, y en ambos casos no duró más de tres días.
Se observó la formación de cicatrices en la zona de la nariz en un paciente tras un tratamiento completo en el cual se habían utilizado las fluencias más altas.
Actualmente los resultados satisfactorios obtenidos en el flushing, en el eritema facial y en las lesiones inflamatorias de la rosácea, así como la mejoría obtenida en la textura de la piel, han persistido hasta 10 meses después del último tratamiento.
El tratamiento consistente en una serie de tratamientos panfaciales con luz pulsada intensa y fluencias de 25 a 44 julios para tratar piel con lesiones y sin lesiones ha demostrado aportar unos beneficios considerables en el tratamiento del eritema, del flushing facial, de las telangiectasias, y de las lesiones inflamatorias de la rosácea, aparte de mejorar algunos de los signos visibles del fotoenvejecimiento.
Todos los pacientes informaron de un alto grado de satisfacción con los resultados del tratamiento. Los pacientes mostraron especial satisfacción con el grado de mejoría visiblemente apreciable de la piel, y sobre todo, con la ausencia de tiempo de convalecencia.
Por definición, los tratamientos FotoFacialÔ consisten en la aplicación de tratamientos panfaciales con luz pulsada intensa con parámetros y fluencias pulsados. Los tratamientos FotoFacialÔ no producen efectos adversos significativos ni obligan al paciente a cumplir un periodo de convalecencia, representando por todo ello un gran avance en el tratamiento del eritema facial, flushing y la rosácea, y mejorando asimismo los signos visibles del fotoenvejecimiento.
Los tratamientos FotoFacialÔ permiten una nueva opción de tratamiento para el paciente con rosácea, y una nueva alternativa al resurfacing con láser y a los peelings químicos para el paciente con signos de fotoenvejecimiento.
El alto grado de satisfacción del paciente proviene de la selección adecuada de los pacientes y de la adhesión rigurosa a un protocolo específico.
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